viernes, 20 de enero de 2012

La Gestión de Riesgos: El Terremoto.

               El término terremoto proviene del latín “Terrae” que significa tierra. Es un evento de la naturaleza que consiste en una sacudida del terreno que se produce debido al choque de las placas tectónicas y a la liberación de energía en el curso de una reorganización brusca de materiales  de la corteza terrestre  al superar el estado de equilibrio mecánico. El origen de los terremotos se encuentra en la acumulación de energía que se produce cuando los materiales del interior de la Tierra se desplazan, buscando el equilibrio, desde situaciones inestables que son consecuencia de las actividades volcánicas y tectónicas, que se producen principalmente en los bordes de la placa. Los más importantes y frecuentes se producen cuando se libera energía potencial elástica acumulada en la deformación gradual de las rocas contiguas al plano de una falla activa, pero también pueden ocurrir por otras causas, por ejemplo en torno a procesos volcánicos o por hundimiento de cavidades cársticas. La tectónica de placas es una teoría  que explica la forma en que está estructurada la litosfera (la porción externa más fría y rígida de la tierra). Se piensa que su origen se debe a corrientes de convención en el interior del manto terrestre, en la capa conocida como astenosmofera, las cuales fragmentan a la litosfera. Las placas tectónicas son elementos rígidos de 100 a 200 kilómetros  de espesor que forman con otros elementos comparables  la capa esférica superficial de la tierra. Explicado de forma sencilla y resumida se pude decir que el terremoto se produce por la pérdida de equilibrio de la tierra y por la liberación de energía, sobre todo cuando es vinculado a efectos volcánicos.
             Los daños que pudiera ocasionar un terremoto pueden ser estructurales y no estructurales. Los daños estructurales pueden ser el colapso total  o parcial de una infraestructura física como una vivienda, un edifico, una escuela, un hospital, un puente, una carretera, las redes energéticas o de un acueducto. Los no estructurales van desde la destrucción de objetos domésticos, la pérdida de la cobertura de servicios básicos hasta los daños provocados a la vida humana misma, incluido el más catastrófico de todos, la muerte. Las poblaciones más vulnerables ante un terremoto son las que viven en edificios con varios niveles, escuelas y edificaciones públicas construidas en block, concreto u hormigón por la relación peso, resistencia, movimiento. Así como las viviendas y asentamientos humanos en terrenos accidentados o al lado de redes e infraestructuras inseguras y en mal estado, las que suelen desplomarse, y en el caso de las eléctricas provocar incendios.
¿Cómo reducir los efectos o daños en caso de terremoto? 
1.    Asegurarse de que las edificaciones cumplan con los estándares de calidad requeridos, conforme a las legislaciones vigentes.
2.    Si esta en el interior de una vivienda o edificio, aléjese de objetos colgantes adheridos a paredes, estantes o superficies; mantenga la calma y si es posible ubíquese en el área mas resistente de la infraestructura, alrededor de la columna o  donde haya paredes dobles. Es importante  que las aéreas de mayor permanencia en la vivienda como salas, dormitorios no tengan objetos que pudieran desprenderse. Permanezca lo menos posible      frente a espejos, cristales y estos deben estar ubicados en espacios poco frecuentados.              
3.    Desconecte los electrodomésticos que no están en uso y cierre bien las puertas, ventanas y gabinetes. Ante la ausencia de energía eléctrica use focos o linternas.
4.    Mantenga el cilindro del GLP cerrado y no almacene combustible en la vivienda.
5.    Si es posible, ir a un área abierta y estable, lejos de árboles, postes de luz, techos y paredes que pudieran desprenderse.
6.    Si está circulando en un vehículo, estaciónese en un lugar seguro, sin pendiente y objetos alrededor y permanezca dentro del vehículo, apagado y con un cambio pesado. Si el cristal delantero esta en mal estado, colóquese en el asiento trasero del vehículo o lo más distante posible del cristal.
7.    Identifique la ruta de escape en su vivienda o edificio y discuta con sus compañeros las medidas preventivas a tomar ante un evento adverso de la naturaleza.
8.    Haga una lista de las aéreas más vulnerables de su vivienda o edificio y permanezca lo menos posible en ellas. Intente reducir el riesgo mejorando esas aéreas.
9.    Solicite apoyo de personal capacitado, socorra a los accidentados e informe a las autoridades correspondientes los daños ocasionados a su entorno.
10.  Busque información sobre la gestión de riesgo y cómo actuar ante un fenómeno adverso de la naturaleza o de origen antrópico.
Todos estamos expuestos a daños por desastres de origen natural o antrópico. Lo que hace que unos se expongan más que otros son las vulnerabilidades del entorno donde vivimos o trabajamos. Identificar riesgos y elaborar planes preventivos contra desastres son acciones poco comunes en nuestras prácticas porque solo nos escandalizamos cuando leemos o escuchamos tal o cual fenómeno ocurrido en otras latitudes como el terremoto de Haití, Japón, Chile, sin detenernos a pensar que los próximos pudiéramos ser nosotros.     La gestión de riesgo debe ser una asignatura para que aprendamos a elaborar planes de emergencia, frente a la amenaza cada vez mayor por los desequilibrios de la naturaleza provocados por los cambios climáticos, para enfrentar cualquier situación de riesgo que se nos presente.