domingo, 16 de agosto de 2015

Elías Piña: Una mirada a la salud.

Con frecuencia escucho la pregunta de cómo anda la salud en esta provincia y doy respuestas puntuales sobre mi visión de esta en mi experiencia vinculado al sector salud.
En este breve escrito sobre la salud abordaré el tema enfocado en la vinculación de esta con el desarrollo, los avances que ha experimentado a partir del 1998 y los retos de ese sector.

La Organización Mundial de la Salud la define como " un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia". Partiendo del concepto de la OMS podemos decir que la gran mayoría de los problemas de la salud se pueden atribuir a factores o determinantes como la pobreza, la desnutrición, la contaminación, el desempleo, la falta de acceso a la educación y a la baja cobertura de los servicios de salud. En otra palabra, las poblaciones con indicadores de desarrollo negativos  elevados evidencian menos avances en los servicios públicos y en desarrollo humano.

Los datos del Censo Nacional del 2010 nos colocan como la provincia con el mayor porcentaje de hogares pobres con un 83.2% y con el 32.3% de la población de diez y más años analfabeta. Esto es solo una muestra de indicadores de desarrollo negativos en los que la provincia aparece en primer lugar.
Esto no significa que no hemos avanzado porque al comparar estos datos del Censo 2010 con los ofrecidos por el Censo del 2002, encontramos progresos significativos. En materia de salud, el año de referencia para este escrito será el del 1998 con la creación de la Dirección Provincial de Salud.

En infraestructura sanitaria esta provincia cuenta con 36 centros de atención, esto equivale a 1,750 personas por establecimiento de salud. Pero como los agrupamientos humanos y la prestación de servicios no obedecen a cálculos matemáticos, porque tienen la particularidad de que la demanda de servicios responde a variables como la geografía, el acceso, la cultura, la cobertura, la confianza, para cubrir efectivamente a toda la población de la provincia habría que instalar siete nuevas UNAP. En el 1998 el 50% de esos centros de salud no existían.

La razón de los recursos humanos  del sector salud por habitante es buena. Los Indicadores Básicos de Salud del 2014 nos colocan, por cada 10 mil habitantes, con 15 médicos, 22.4 auxiliares de enfermería, 2.3 enfermeras profesionales, 18.4 camas. Sin embargo, en el 1998 teníamos por cada 10 mil habitantes 5.6 médicos, 16.6 auxiliares de enfermería.
En cuando a los indicadores vitales de la salud pública podemos destacar la reducción de la mortalidad materna a cero en la actualidad, frente una tasa superior a 200 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos, en algunos años, del 1998 hacia atrás; la mortalidad infantil en el 2014 alcanzó el 5.5 por mil nacidos vivos, por debajo de la tasa nacional que fue 15.2.
Las enfermedades transmisibles por vectores han descendido considerablemente y muchas de las prevenibles por vacunas han sido erradicadas hasta el momento, como son el sarampión, la polio, la rabia humana. En 1998 hubo 238 casos de malaria en la provincia, sin embargo, en el 2014 solo se reportaron 9 casos.Otras patologías de notificación obligatoria están en cero en la actualidad como la leptospirosis y la meningococcemia. Algunas de las que mantienen presencia en la provincia como la Chikungunya, el dengue, el cólera, su incidencia está por debajo de otras provincias con indicadores de desarrollo superiores a los nuestros.

En definitiva, en materia de salud hemos avanzado, no obstante eso, saltan a la vista algunos retos para el sector.

Las muertes violentas por riñas, accidentes de tránsito y suicidios han aumentado con relación al año de referencia. La ocurrencia de nuevas enfermedades o de un brote es una amenaza para la que hay que estar preparado para dar respuesta por nuestra condición de frontera, los niveles de contaminación de las fuentes de agua y el bajo nivel educativo de la población que nos hacen más vulnerables ante un evento sanitario adverso .
La asistencia sanitaria a los enfermos mentales que caminan por nuestras calles y la respuesta ante un evento adverso de origen natural o antrópico es otro desafío de la salud pública.

Un último aspecto que quiero abordar es referente a la Estrategia de Atención Primaria. Creo pertinente fortalecer el primer nivel de atención aumentando su capacidad resolutiva y redefiniendo un poco su enfoque en la aplicación de la estrategia de atención primaria. Hoy por hoy las UNAP continúan ofreciendo atención por demanda, concentrada en el componente de rehabilitación , es decir, en tratar enfermos,  y el componente educativo y de prevención de la estrategia está relegado a un segundo plano. Es necesario instalar unas siete nuevas UNAP para cubrir el 20% de las familias de la provincia que no están cubiertas por las 23 UNAP existentes en la actualidad. Una iniciativa interesante sería crear una UNAP itinerante o ambulatoria para dar respuesta a las necesidades de salud de poblaciones con difícil acceso y que por el número de familias no califican para tener una operando de forma permanente en su territorio. Hay que recordar que la inversión social no siempre es factible, pero es siempre justa. Eso daría respuesta a poblaciones como Manyaya, Guaroa, en Bánica; La Peña, Sierrecita, Francisco José y otras ubicadas en el Distrito Municipal de Río Limpio, en Pedro Santana; Monte Mayor, en Juan Santiago. Son comunidades con vocación a quedar aisladas por la crecida de los ríos por la lluvia, deslave o colapso de las vías. Una ventaja que tiene la Atención Primaria es que la actual ministra de salud, Dra. Altagracia Guzmán Marcelino, es una de las personas que más ha contribuido a su desarrollo e implementación con el inicio del Nuevo Modelo de atención en el 1999, mediante la creación de los Equipos de Salud Familiar(ESAF), hoy UNAP.

Los hospitales de la provincia necesitan algunos especialistas que pudieran rotar en días específicos y una que otra adecuación o equipo. La adherencia a las normas de atención es una tarea que hay que continuar en nuestros centros de salud.