domingo, 25 de diciembre de 2016



Travesuras







 Hacia cosas locas y divertidas en Hato Viejo. Corría detrás de una gallina hasta agarrarla cansada, salía a cazar aves al vuelo, nadaba boca arriba, inflaba fundas en las colas de los gatos para que se asustaran cuando estas explotaran en las brucas. Lo que hacía con el burro y la yegua para obtener mulos era muy original: el asno era pequeño y la yegua muy alta, así que se me ocurrió meter la bestia en el cauce del caño mayor de las parcelas contiguas a la de mi padre y les aseguro que, aunque la yegua se atasco alguna vez y mi padre me pego cuando lo descubrió, ambos me lo agradecieron tanto que ella ya entraba sola y el burro me expresaba su alegría desde que me veía. Ah, y no hubo "jalda" que no conocí, de utilidad para mí o para el burro. 
Pero en donde me gradué fue el día que tranque 20 gallinas para realizar mi primer "ensayo". Todas volaron menos una. Esa me había cogido confianza en el molino de piedras en el que molía todos los días una cantina de maíz para hacer el chenchen, hasta que un día le di vueltas y vueltas hasta romperlo porque me canse de moler el maíz pintado. Eso garantizo dos cosas: una buena pela que me dio Marino y una nueva "tapa" que jamás fue igual. Hoy por hoy conservo la base para el regreso.
El río caña y la tina siempre han sido mis aliados para mis travesuras. Todas las mujeres lavaban, se bañaban y buscaban agua en la noria. En la cerca de mi padre había mucha hierba y arropaba el camino de lado a lado. Todas pasaban frente a mi casa, yo conocía cada horario, sobre todo el de mis enemigas y el de mis enamoradas. A ambas las trataba igual. Luego de que pasaban a buscar el agua para la noria les amarraba las brucas para que se cayeran y  se les rompiera el güiro. Pelee con una porque esa me ensucio la noria para que yo no pudiera coger agua, esa me devolvió un poco de lo que le había hecho. Vi caer a madres e hijas,  a grandes y pequeñas, hasta que el camino fue abandonado.
Pero mi rebeldía y mis travesuras llegaron hasta mi casa. Resulta que ese día no quería ir a la noria. Pese a que todos estábamos ahí a mi fue a quien mandaron a buscar el agua. Planee mi viaje, recogí todos los güiros y galones que pude colgar del serón y me fui en mi burro, con el que tenía una relación de amigos, él me acompañaba en todas las tareas del día, incluido ir a la escuela. Debí pedirle disculpa a él por lo que hice.
Cuando llegue a la noria lo primero que hice fue cargar agua para mojar la subida en el conuco de Burgo, paz querido tío. Era el lugar perfecto para que el burro se cayera y se rompan todos los güiros. La erosión del terreno había convertido el  angosto camino en especie de una cañada con una barranca a ambos lados que ante cualquier tambaleo todos los güiros pasaban a la historia. Efectivamente, el burro resbalo y no quedo un güiro con agua. Cuando llegue a la casa la primera pregunta fue de mi padre:
_ ¿Qué paso, Morenin?, inquirió Marino.
_La subida estaba mojada y el burro resbalo, le conteste.
_Pero no llovió ayer, dijo mi madre con la picardía que la caracteriza.
Para qué seguir la historia si les cuento que ambos se dieron gusto en mis costillas.
El día 16 de mayo del 1978 se repitió la historia, pero fue la última pela que me dio mi padre. Ese día no le fue muy bien al hermano que me sigue, al que adoro y de él he recibido todo lo que me ha podido dar. Todos estaban en casa, pero una vez mas fue a mí a quien mandaron a buscar el agua. Los güiros y los galones llegaron llenos esta vez, pero nadie quiso ayudarme a descargar el burro. Elegí al que podía dominar, al pobre Holguín, indefenso, pacifico, buen hermano, sin odios, y le di con un plantón de la yuca que habían sacado para el desayuno. Gracias a Dios que a él solo se le hinchó el ojo, pero a mí se me hincho toda la espalda. El tema de las pelas es complejo, no estoy ni a favor ni en contra, nunca he dado una, recibía tres por día de mi madre. Creo que me ayudaron a ser una mejor persona, era su estilo de decirme lo que estaba mal. Todas me las gane, menos una. Resulta que siempre quise ser pelotero y jugaba béisbol hasta que me fracture un dedo cambiando un neumático de un jeep de la parroquia en  el 1991. Salí para el río con un primo y encontramos una puerca casi en estado de descomposición a medio enterrar en la arena, ahogada y arrastrada por la crecida del río Macasías en días anteriores. Esa fue una magnífica oportunidad para calentar el brazo, porque las piedras daban en el estómago distendido como verdadero strike. Hacíamos lanzamientos alternos y uno le servía de árbitro al otro. Pasamos la mañana en eso sin percatarnos  de que la dueña, quien buscaba al animal perdido, nos había visto en el entrenamiento. Alrededor de las tres de la tarde llegué a casa, desde que mi padre me miro sabía que había un problema. Solo me llamo y me dijo: “híncate ahí” Creí que se trataba del tiempo que no me veía en casa, pero no, su primer lanzamiento fue strike y  en todos los que me lanzo con las tres varas que rompió en mis costillas, no hubo ni una sola bola ni un solo lanzamiento abanicado. Todos fueron cantados.Quiero volver a hacer cosas locas, como en los viejos tiempos y extrañar las correcciones de Marino y Energilia, soy el ladrillo del barro que ellos moldearon. Al fin y al cabo eran travesuras.








miércoles, 27 de julio de 2016

En la acera.

Hoy es uno de esos días en los que uno reafirma su posición frente a un aspecto de la vida.
He publicado varios comentarios diciendo que, una vez me jubile en el Estado como servidor público que soy, vuelvo a mi natal Hato Viejo. Mis cercanos me acusan de estar loco por querer regresar al área rural, porque con ello me alejo de la "civilización". Me consideran anticuado y asocian mis instintos a la barbarie.
¿ Civilización de qué?. Hoy, como cada día que puedo, acompañé a  mis dos hijas al Metro, es una experiencia interesante porque son horarios diferentes y hago la ruta a pie y puedo ver cómo vive y se comporta la gente en la ciudad. Si eres un peatón no tienes ningún derecho, el taller repara los equipos y maquinarias en la acera, el constructor deposita los materiales en la acera, el conductor estaciona su vehículo en la acera, el vendedor ambulante posa su triciclo en la acera, parece que hay un acuerdo para que los colmados, centros de bebidas y negocios extiendan su actividad comercial hasta la calle, el Amet no le preocupa que el peatón tenga 15 minutos en la acera,corres entre los vehículos para cruzar la calle y te encuentras con una motocicleta en la acera, muchas veces guiadas por quienes tienen que evitarlo.
Cuando circulas por la cuidad en un vehículo, puedes llevarte una hoja y un lápiz si quieres escribir un nuevo diccionario de la lengua. El idioma dominicano de Santo Domingo tiene un vocabulario muy colorido. Es fácil escuchar en una intersección, en un semáforo, o en cualquier parte que haya mas de una persona, expresiones como estas: m.g., s.t.m, h.l.g.p., c.p.,c., h.d.c.
Pero no se queda ahí. Una de esas personas que se colocan en la acera para buscar el sustento de la familia es una señora maravillosa que me vende el café cuando acompaño a mis hijas al Metro. Cuando pasan muchos días que no me ve le pregunta a la menor de mis hijas por mí. Eso refuerza mi convicción de que la amistad con gente humilde es mas placentera para mí que tenerla con gente de "importancia". Fuí a saludarla y a darle las gracias por el saludo que me envió mientras estaba en Comendador. Como de costumbre me adelanté y le extendí la mano para estrechar la suya, de repente un señor que nunca había visto se adelantó y estrechó mi mano, diciendo la siguiente expresión: " los hombres primero". Eso y el riesgo que corrí de ser chocado por un guardia en una motocicleta en la acera me hizo pensar que somos una sociedad del siglo 21 con pensamiento y conducta primitiva, quizás nos parecemos a una sociedad de antes de la imprenta y la aparición de la escritura.
He escuchado muchas veces que esta es la cuidad de los sustos pero uno no lo entiende hasta que no lo vive, y eso es para todo en la vida. En la acera puedes vivir todo, hasta la muerte.

domingo, 10 de julio de 2016

Género en extinción

El desarrollo se mide por variables como ingreso, acceso a servicios, disponibilidad de bienes, el conocimiento, capacidad de respuesta. Está asociado a cultura de trabajo e inversión inteligente en medios productivos, servicios y desarrollo humano.
Las personas son el gran activo de una sociedad porque son quienes diseñan y ejecutan la marcha de ella. El perfil de su gente define el perfil de sociedad existente, porque esta es la suma de cada individuo, con sus conocimientos, habilidades, destrezas, limitaciones, vicios, virtudes, pasiones, intereses. Rousseau concibe al hombre como un producto social, en el que el contexto va dejando su sello particular. Según él, cada persona es el producto de su sociedad.
Con frecuencia escucho que toda la culpa del bajo desarrollo de Elías Piña la tienen los políticos y la mala calidad de la educación, pero resulta que los docentes y políticos no son de Marte, son sujetos producto de la sociedad de la provincia. Cuando un estudiante de esta provincia sobresale en el nivel profesional en el territorio nacional o en el extranjero, graduado de los centros educativos de la provincia, recibió el mismo currículo y la facilitación de los mismos docentes de los estudiantes de bajo rendimiento. Fuller dice que los resultados de la educación están determinados por los medios, el currículo, los recursos humanos; destaca entre los medios el acceso a la tecnología, la biblioteca, el mobiliario y la planta física. Esos elementos son parte de la responsabilidad política, pero la responsabilidad individual que tiene la persona no puede ser sustituida por otro actor del proceso.
Es cada vez más decreciente la inversión de recursos y tiempo de las personas a alimentar su intelecto. Y no se trata de titularse y especializarse en esta o aquella área, es hacer del estudio y la lectura una cultura, sobre todo si su actividad es construir capacidades, es decir, que la materia prima de su empresa es el conocimiento. Me impresiona cuando profesionales de otras latitudes pueden abordar sin dificultad temas diferentes a su área de formación, muchas veces con mayor profundidad que los "especialistas" locales. Cada día son menos los profesionales que pueden abordar el tema del desarrollo de forma holística. Hay un discurso, eso sí, pero cuál es el aporte que hacen para que nuestros graduados mejoren su perfil y exhiban una cultura general, similar a sus pares de la América de Bolívar, o al menos del país. Cuál es el aporte para mejorar los servicios básicos, para un uso sostenible de los recursos naturales, para aumentar la producción de la actividad agrícola y pecuaria. La planificación y la gestión de riesgos son temas desconocidos y de poco dominio en nuestros profesionales, de la investigación ni se diga porque implica el uso de procedimientos y herramientas científicas.
En el sector salud hacen congresos para actualizar conocimientos de temas y patologías, introducen innovaciones en procedimientos, pero ¿cuándo fue el último congreso para abordar de forma científica un tema de la educación, agronomía, ingeniría, otros, que participaran profesionales que hacen vida en Elías Piña?
Ese es el reto, convertir al profesional en un ente que se renueva permanentemente y que tiene cultura general sobre temas del desarrollo porque ese género humano esta en extinción.
 La resiliencia es disciplina y filosofía de vida.

domingo, 21 de febrero de 2016

Cinco minutos.

Ya tengo asegurado el pasaje a Cuba, es una de las lindas promesas que he recibido este año. Me la hicieron a lo Lucrecia y Pluto, con algunas diferencias: en este caso invita Lucrecia y no tengo descrito el itinerario, el encuentro no será en el aeropuerto, sino en el hotel en La Habana y ella no me conoce, yo seré un paisano gentil que los ayudara con el equipaje por "algún apoyo".
Previo al viaje tengo que buscar toda la literatura de los atractivos de la ciudad, porque aunque es mi primer viaje a Cuba "hace mucho tiempo que conocí esos lugares, los que han tenido un cambio radical desde la última vez que los visite". En realidad me he quedado en Cuba porque la cosa se me ha puesto dura y no tengo asegurado mi regreso a Santo Domingo, por eso ahora vivo de la generosidad de los buenos dominicanos que "vienen de allá".
De seguro que  tendré algún apoyo, juego domino, soy un campeón regional, eso hará fácil "armar" un frente de dominicanos contra cubanos, ahí ganare por partida doble: juego y tengo a Lucrecia como seguidora. Por supuesto que no pienso ahorrarme lo de la comida porque no me gusta que me den comida, el cuba libre o el mojito lo tomare bajo de alcohol para que no me canten bingo o me digan: preso por la guardia de Mon. Con un poco de suerte el vaso del frente será reforzado con el alcohol que no consumiré, para que tenga emociones más fuertes cada vez que dominemos.
Tendrá que haber una oportunidad para visitar la casa de Hemingway, en la que escribió su célebre obra “El viejo y el mar”. Esa es la oportunidad de Lucrecia, un diamante en una funda negra. Tendrá la oportunidad de liberar energía y externar toda esa sabiduría acumulada, obviamente no se de letras, será el trabajo de ella hablarnos de la obra del gran cuentista norteamericano. Por la noche ella estará dispuesta a bailar una salsa de Marc Anthony y le pedirá a su “apoyo” que los acompañe para que, entre discos y discos,  le dé una vueltecita.
Naturalmente habrá días para la pareja, los que aprovechara el paisano para visitar a Santiago y conectarse  con la sierra que albergo a Caamaño, de paso comprara algunos libros de Martí y Cabrera Infante por la “motivación que le produjo Lucrecia en la casa de Hemingway”. Es un día perfecto para Rigoberto darse una vueltecita por la Habana, sin la compañía de Lucrecia quien esta “indispuesta” por esas cosas de la naturaleza propias de la mujer. Pluto viajaría a las diez y no regresaría hasta el próximo día pero el día “estaba malísimo” y decidió posponer el viaje y regresar a su morada. Cinco minutos pasaron cuando alguien toco la puerta de la habitación número 16: “Hola, soy yo, abre la puerta, Rigoberto camina por la ciudad, no tengo tiempo para mas, son solo cinco minutos”. Al final solo le dije:"Tu vas más allá de los deseos que tuve en toda mi vida. Quebraste el molde. Te hicieron a fuego lento. Rompiste cualquier paradigma del amor".   


viernes, 12 de febrero de 2016

Repetidora.


El día que se vieron por primera vez era jueves por la mañana, cuando ella era apenas una adolescente con experiencias de la vida adulta. Remedio  acudió a la invitación de la promotora para asistir a una charla que vendrán a dar unas personas sobre la lactancia materna, para sorpresa suya la facilitación la haría alguien que nunca había lactado ni a un chivito huérfano, hecho que le despertó curiosidad porque a su temprana edad ella sí sabía qué significaba amamantar a una criatura del vientre de una mujer.
_ ¿Qué  sabrá este de lo que va a hablar?- le pregunto a su amiga de escuela y vecina-.

_ Vayámonos, -fue la respuesta de Titi-.

Algo extraño pasó porque Remedio no quiso irse, le dijo a la amiga que ya que estaban en el lugar esperaran  para ver lo que iba a decir el facilitador. Diez minutos más tarde comenzó la charla, con la presentación de los participantes, en su mayoría mujeres y uno que otro joven curioso, esposo  o enamorado  de alguna de las jóvenes presentes.
_ ¿Quienes son madres?- pregunto el facilitador-

El corazón de Remedios se acelero y tuvo sentimientos encontrados porque no sabía si decirle a un extraño que a su edad era madre, pero las amigas que la conocían no le dieron alternativa, levanta la mano, le dijeron y ella con cierta timidez levanto su mano derecha de forma casi imperceptible. Así se produjo el primer acercamiento del facilitador con Remedio. Se acerco a ella y le pregunto por qué no quería levantar las manos y dio una respuesta simple: "la levante y usted no la vio", dijo.

 A partir de ese hecho el facilitador fue hechizado por la mirada tímida de una adolescente madre con los ojos mas lindos que pueda tener mortal alguno, pero lo que él no imagino  fue que el trato afable y la atención especial que dedico para escucharla a ella iba a despertar algún tipo de curiosidad por su "maestro". 

Al final de la charla ambos esperaban un espacio para coordinar el próximo encuentro para profundizar la "amistad" por cierta "empatía" entre ellos. Y se juntaron. Él llevo a su amigo y ella a su vecina y el camino le hizo una mala jugada, pasaron más de dos horas empujando el vehículo que los transportaba a una cascada hermosa en Rio Limpio. Eso no evito que se bañaran junto a otras 20 personas en las mismas entrañas de la Cordillera Central, con 40 ojos de testigos.

Ellos no pensaron que esperarían 20 años para volverse a ver y que ese reencuentro sería tan intenso como el momento en que Romeo, al creer muerta a Julieta, se envenena y esta, intentando salvar a su hombre, succiona el veneno de sus labios.

Era el final de la mañana cuando ella regresaba del trabajo el día que se encontraron. Él esperaba un carro público cuando sonó su teléfono, era ella que lo había contactado para saludarlo sin que él  se imaginara que ella estaba parada su lado en un vehículo moderno dispuesta a regalarle un poco de su tiempo.
 ¿Cuál es la ruta?-pregunto Remedio-
-Tú decides, -respondió el facilitador-
-Tengo cinco minutos, respondió Remedio.

Ahí se inicio una amena conversación entre dos amigos que se buscaban, se extrañaban,  con anhelos, historias, proyectos, aspiraciones inconclusas, con ganas de perderse en un abrazo que fusione sus cuerpos de forma tal que ni mil toneladas de dinamita los separe.

De repente el facilitador advierte un dispositivo electrónico.

-Te están vigilando, le dijo  el facilitador  a Remedio.
-¿Por qué?- pregunto ella.

El facilitador le enseño un aparatito instalado en su vehículo y le pregunto qué es eso. Cuando Remedio lo vio su cara era un poema, sus ojos tomaron el color de un arco iris y sus labios perdieron la humedad que produce la feromona de una mujer que siente testosteronas a medio metro.

-Tengo problemas, no había visto eso, dijo atormentada Remedio. Se dio la vuelta, intento despegarlo, pero su esfuerzo fue en vano. A partir de ahí vivió los minutos más intensos del año, llamo a un técnico, a dos,  a tres y cada vez aumentaba la preocupación. Al caer la tarde tuvo al fin la conclusión. Era  una repetidora de la cobertura de la alarma contra el robo.