domingo, 21 de febrero de 2016

Cinco minutos.

Ya tengo asegurado el pasaje a Cuba, es una de las lindas promesas que he recibido este año. Me la hicieron a lo Lucrecia y Pluto, con algunas diferencias: en este caso invita Lucrecia y no tengo descrito el itinerario, el encuentro no será en el aeropuerto, sino en el hotel en La Habana y ella no me conoce, yo seré un paisano gentil que los ayudara con el equipaje por "algún apoyo".
Previo al viaje tengo que buscar toda la literatura de los atractivos de la ciudad, porque aunque es mi primer viaje a Cuba "hace mucho tiempo que conocí esos lugares, los que han tenido un cambio radical desde la última vez que los visite". En realidad me he quedado en Cuba porque la cosa se me ha puesto dura y no tengo asegurado mi regreso a Santo Domingo, por eso ahora vivo de la generosidad de los buenos dominicanos que "vienen de allá".
De seguro que  tendré algún apoyo, juego domino, soy un campeón regional, eso hará fácil "armar" un frente de dominicanos contra cubanos, ahí ganare por partida doble: juego y tengo a Lucrecia como seguidora. Por supuesto que no pienso ahorrarme lo de la comida porque no me gusta que me den comida, el cuba libre o el mojito lo tomare bajo de alcohol para que no me canten bingo o me digan: preso por la guardia de Mon. Con un poco de suerte el vaso del frente será reforzado con el alcohol que no consumiré, para que tenga emociones más fuertes cada vez que dominemos.
Tendrá que haber una oportunidad para visitar la casa de Hemingway, en la que escribió su célebre obra “El viejo y el mar”. Esa es la oportunidad de Lucrecia, un diamante en una funda negra. Tendrá la oportunidad de liberar energía y externar toda esa sabiduría acumulada, obviamente no se de letras, será el trabajo de ella hablarnos de la obra del gran cuentista norteamericano. Por la noche ella estará dispuesta a bailar una salsa de Marc Anthony y le pedirá a su “apoyo” que los acompañe para que, entre discos y discos,  le dé una vueltecita.
Naturalmente habrá días para la pareja, los que aprovechara el paisano para visitar a Santiago y conectarse  con la sierra que albergo a Caamaño, de paso comprara algunos libros de Martí y Cabrera Infante por la “motivación que le produjo Lucrecia en la casa de Hemingway”. Es un día perfecto para Rigoberto darse una vueltecita por la Habana, sin la compañía de Lucrecia quien esta “indispuesta” por esas cosas de la naturaleza propias de la mujer. Pluto viajaría a las diez y no regresaría hasta el próximo día pero el día “estaba malísimo” y decidió posponer el viaje y regresar a su morada. Cinco minutos pasaron cuando alguien toco la puerta de la habitación número 16: “Hola, soy yo, abre la puerta, Rigoberto camina por la ciudad, no tengo tiempo para mas, son solo cinco minutos”. Al final solo le dije:"Tu vas más allá de los deseos que tuve en toda mi vida. Quebraste el molde. Te hicieron a fuego lento. Rompiste cualquier paradigma del amor".   


viernes, 12 de febrero de 2016

Repetidora.


El día que se vieron por primera vez era jueves por la mañana, cuando ella era apenas una adolescente con experiencias de la vida adulta. Remedio  acudió a la invitación de la promotora para asistir a una charla que vendrán a dar unas personas sobre la lactancia materna, para sorpresa suya la facilitación la haría alguien que nunca había lactado ni a un chivito huérfano, hecho que le despertó curiosidad porque a su temprana edad ella sí sabía qué significaba amamantar a una criatura del vientre de una mujer.
_ ¿Qué  sabrá este de lo que va a hablar?- le pregunto a su amiga de escuela y vecina-.

_ Vayámonos, -fue la respuesta de Titi-.

Algo extraño pasó porque Remedio no quiso irse, le dijo a la amiga que ya que estaban en el lugar esperaran  para ver lo que iba a decir el facilitador. Diez minutos más tarde comenzó la charla, con la presentación de los participantes, en su mayoría mujeres y uno que otro joven curioso, esposo  o enamorado  de alguna de las jóvenes presentes.
_ ¿Quienes son madres?- pregunto el facilitador-

El corazón de Remedios se acelero y tuvo sentimientos encontrados porque no sabía si decirle a un extraño que a su edad era madre, pero las amigas que la conocían no le dieron alternativa, levanta la mano, le dijeron y ella con cierta timidez levanto su mano derecha de forma casi imperceptible. Así se produjo el primer acercamiento del facilitador con Remedio. Se acerco a ella y le pregunto por qué no quería levantar las manos y dio una respuesta simple: "la levante y usted no la vio", dijo.

 A partir de ese hecho el facilitador fue hechizado por la mirada tímida de una adolescente madre con los ojos mas lindos que pueda tener mortal alguno, pero lo que él no imagino  fue que el trato afable y la atención especial que dedico para escucharla a ella iba a despertar algún tipo de curiosidad por su "maestro". 

Al final de la charla ambos esperaban un espacio para coordinar el próximo encuentro para profundizar la "amistad" por cierta "empatía" entre ellos. Y se juntaron. Él llevo a su amigo y ella a su vecina y el camino le hizo una mala jugada, pasaron más de dos horas empujando el vehículo que los transportaba a una cascada hermosa en Rio Limpio. Eso no evito que se bañaran junto a otras 20 personas en las mismas entrañas de la Cordillera Central, con 40 ojos de testigos.

Ellos no pensaron que esperarían 20 años para volverse a ver y que ese reencuentro sería tan intenso como el momento en que Romeo, al creer muerta a Julieta, se envenena y esta, intentando salvar a su hombre, succiona el veneno de sus labios.

Era el final de la mañana cuando ella regresaba del trabajo el día que se encontraron. Él esperaba un carro público cuando sonó su teléfono, era ella que lo había contactado para saludarlo sin que él  se imaginara que ella estaba parada su lado en un vehículo moderno dispuesta a regalarle un poco de su tiempo.
 ¿Cuál es la ruta?-pregunto Remedio-
-Tú decides, -respondió el facilitador-
-Tengo cinco minutos, respondió Remedio.

Ahí se inicio una amena conversación entre dos amigos que se buscaban, se extrañaban,  con anhelos, historias, proyectos, aspiraciones inconclusas, con ganas de perderse en un abrazo que fusione sus cuerpos de forma tal que ni mil toneladas de dinamita los separe.

De repente el facilitador advierte un dispositivo electrónico.

-Te están vigilando, le dijo  el facilitador  a Remedio.
-¿Por qué?- pregunto ella.

El facilitador le enseño un aparatito instalado en su vehículo y le pregunto qué es eso. Cuando Remedio lo vio su cara era un poema, sus ojos tomaron el color de un arco iris y sus labios perdieron la humedad que produce la feromona de una mujer que siente testosteronas a medio metro.

-Tengo problemas, no había visto eso, dijo atormentada Remedio. Se dio la vuelta, intento despegarlo, pero su esfuerzo fue en vano. A partir de ahí vivió los minutos más intensos del año, llamo a un técnico, a dos,  a tres y cada vez aumentaba la preocupación. Al caer la tarde tuvo al fin la conclusión. Era  una repetidora de la cobertura de la alarma contra el robo.