martes, 16 de enero de 2018

Todos me tienen

El que apoya a todos apoya a ninguno. Tengo una amiga que con frecuencia me critica porque en las contiendas internas del partido en el que militamos no hago campaña a favor de ningún pre candidato, en su óptica, no me la juego.
Sí me la juego, en cada contienda en la que Leonel está hábil él es mi primera opción y mi opción final es el candidato del PLD.
¿Tengo que jugármela a favor de alguien en el nivel local? No, y no por varias razones. Quienes me conocen saben que no soy un político per se, recuerdo que Sonia Díaz me criticaba mi gorra de CARE que parecía del PRI. Milito en el PLD desde el 1983. 
Para las elecciones del 1998 me presente como aspirante a regidor por el ayuntamiento de este municipio de Comendador y gane una de las tres candidaturas que estaban en la contienda interna. Recuerdo que fui despojado de ella por la Dirección Municipal del PLD porque “el compañerito no tenía nada en la bola y se pasaba el tiempo jugando domino en la Benjamín o en sus proyectos”. Eran cinco regidurías, me ofrecieron la última, les dije que me inscribieran en la sexta o de suplente de un quinto regidor que firmaba con equis, para esa época el plan “Quisqueya aprende contigo” no existía.
Era verdad, jugaba domino y trabajaba en mis proyectos. Era maestro en el liceo nocturno del que soy co fundador, no tenía un empleo en el gobierno del PLD en el 1998 porque mi currículo se les quedo a dos amigos encima de una vitrina, el que recuperé en su oportunidad. En el 1997 hice dos consultorías privadas para el PRIDEP y Plan Internacional, y trabaje hasta abril como coordinador de los proyectos sociales de la parroquia Santa Teresa, esos eran mis proyectos, eran roles incomprensibles para muchos compañeros que han sido muy exitosos. Debo confesar que se me ofreció un empleo: capataz de una brigada de limpieza de caminos vecinales en La Patilla, con un salario de 3 mil pesos. Quién me lo ofreció lo hizo pensando que como otros no lo habían rechazado aunque no daban un golpe yo lo aceptaría. Esa fue la primera opción de “trabajo” que tuve. Luego vino el proyecto de “Ventas Populares de Alimentos” del INESPRE, para el que financiarían camiones. Se hizo la reunión de la Dirección Municipal del PLD, se informo del proyecto, a seguidas José Antonio Rosario Mateo me informo para que haga mis diligencias para que me asignen un camión, busque votos para sumarlo al suyo, conseguí algunos, pero no tenía suficientes méritos para que me financie un camión, conseguí un empleo en el proyecto: le manejaría a uno de los dueños de los camiones, solo que no contaron con los nexos que yo había creado en los proyectos. Manuel Osías era compañero y amigo, porque nos habíamos conectado en un proyecto de letrinas que hice en la Lomita y Prudencio en el 1993, con fondos del Cuerpo de Paz, la OPS, la parroquia Santa Teresa y algunos apoyos con trasporte de materiales que él nos dio. Le explique el plan que tenían las autoridades locales del PLD, me pidió los datos y me convocó al INESPRE, allá vimos el expediente, los dueños de los camiones eran “jorocones” del PLD, no figuraban ninguno de los candidatos que, por justicia, él entendía debían ser adquirientes de los vehículos, para esa época no se hablaba de fotos por escáner, ni por Guasapo, ni por Facebook, no, tuve que volver a buscar una copia de las cédulas de quienes eran sus candidatos y que a la postre resultaron ser los propietarios. El día que íbamos a buscar los camiones a Barahona, uno de los espalderos de los depositarios del derecho de ser propietarios me pregunto en el viaje que de quién era el camión que yo iba a buscar, a lo que le respondí que allá nos daremos cuenta cuando llamen a los dueños. Por cierto que esa persona, que fue como chófer a buscar uno, vino de pasajero.
Pero la historia continuo, en la Regional del INESPRE en San Juan denunciaron que “aquí había un camión amarillo que lo estaba manejando un niño”. Resulto ser el mío, es verdad, apenas se me veía un chin de la frente, usaba dos almohadas y como quiera no veía. Oh sorpresa, el supervisor de Las Matas y Elías Piña que encomendaron hacer la investigación me conocía. Resulta que para las elecciones del 1990 él estaba colocando una publicidad de Juan Bosch en Matayaya y se le mareo uno de los compañeros y yo, que venía en un vehículo de la parroquia, me devolví a llevarlo al médico a Las Matas. El supervisor me paro en Las Matas y a seguidas me pregunto que si soy el dueño del camión. Cuando le dije que sí, me pregunto que si yo lo conocía. Le respondí que no y me explico la situación. No me dijo mas nada, me convocaron a la reunión en San Juan, allá casi lloro, no tuve que hablar, él se paró y dijo: “ese es el dueño del camión y es el niño que lo anda manejando”. Y me sorprendió con esta frase: “ese niño que ustedes ven ahí fue la persona que me ayudo a llevar un compañero que se mareo pegando afiches en el 1990”.
En el 2004 se repitió el patrón de empleos conmigo. Gano el PLD, todos los puestos fueron ocupados, para la plaza que tuve hasta el 2001 fue traída una persona de Santo Domingo. Yo tenía un buen empleo para la época, trabajaba en PROPESUR. Creo que me afectò con un sector de mis compañeros el haber trabajado en un gobierno de un partido diferente al PLD, eso en esta provincia es incomprensible, pero es tema de otro escrito. Los que siempre me han apoyado me apoyaron para una que otra cosa, como siempre ofrecen posiciones que ocupan otras personas, aunque no esté en sus manos ese empleo y sabiendo que no lo acepto o no me interesa. Sí, porque no aspiro ni acepto todos los empleos. Nidia pidió un empleo pero no se lo dieron porque, en palabras de un tomador de decisiones, “usted tiene un buen esposo que trabaja”. Solicite una casa en Villa Progreso I pero no calificaba, pese a que vivía en alquiler, porque esas casas “eran para pobres”. Olvidaron una cosa: yo sé dónde quedan las oficinas en Santo Domingo y siempre encuentro uno que otro apoyo local.
En esto radica mi posición. No soy incondicional de nadie, no aspiro a posiciones lucrativas, no seré candidato a nada, no ando detrás de ningún político, aunque guardo algunos teléfonos no llamo a nadie. Eso me convierte en una persona de poco valor político.
¿Y mi familia? Practico lo que predico, en mi casa se puede dar una amalgama de candidaturas, no me opongo a nadie, cada uno que construya su espacio según crea, como lo he hecho yo. Adilka tiene trabajo independiente y está construyendo su espacio. Adilni estudia una carrera independiente y construirá su espacio. 
Mientras tanto todos me tienen de la misma manera que yo los he tenido.

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