domingo, 18 de febrero de 2018

El 20 dirá

A poco más de dos años de las elecciones nacionales ya se pueden visualizar escenarios posibles. Las encuestas que se han realizado hasta la fecha presentan al PLD en un cómodo primer lugar y al PRM también en un cómodo segundo lugar. El partido de Bosch en algunas encuestas hasta duplica a su más cercano competidor y la joven organización de la oposición, de paternidad colegiada, triplica a sus colegas. El PRD y el PRSC no dan señales claras de que se presentarán con propuestas propias, el partido de Peña Gómez tiene una sola figura visible, Miguel Vargas Maldonado, y en el de Balaguer se observa cierto liderazgo en Federico Antún Batlle, el senador José  Hazim Frappier y el diputado Víctor Bisono. En ambos partidos los liderazgos tienen inclinaciones públicas o privadas al PLD o al PRM, razón por la que en este escrito no serán vistos como opción de poder y no analizaré ese escenario.
Para el PLD las elecciones del 2020 tendrán una gran significación porque definirán varios aspectos que determinarán si esa organización continuara siendo la primera y una institución política fuerte que sustenta el sistema de partidos en la República Dominicana o si, por el contrario,  elige agrietarse y, de paso, llevarse consigo la institucionalidad partidaria del país. Sí, porque quienes juegan a la división del PLD no se detienen a pensar en que están jugando al debilitamiento de la única organización que ha sobrevivido a las divisiones en los últimos tiempos.
En todos los estudios de opinión el presidente Medina, Leonel y Margarita encabezan los resultados. Eso quiere decir que, al momento de este escrito, el Presidente del  país para el 2020 es un peledeista. En el caso del señor Presidente hay un impedimento constitucional. En la reforma a la Constitución votada el 13 de junio del 2015 se estableció una disposición transitoria que reza  así: “Vigésima: En el caso de que el Presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”. Pero eso no está escrito con tinta china como dicen en mi campo, la democracia tiene los mecanismos para que  la población decida si quiere mantener ese impedimento o, si por el contrario, quiere que el actual mandatario se presente a un tercer periodo consecutivo. Si se mantiene el impedimento habrá que ver entonces cuál será la actitud de Danilo Medina, ¿apoyará a un aspirante de su sector dentro del partido o será neutral? Una posición neutral del Presidente sería un apoyo indirecto a Leonel Fernández porque  de sus oponentes internos   ninguno alcanza un 20% en las encuestas y todos juntos no llegan a un 30%. El apoyo de Medina a uno de su entorno haría la competencia interna más reñida, pero de todas formas triunfaría el presidente Fernández, según el mercado de opinión, entonces no sería inteligente por parte del mandatario exponerse porque no dirán que el precandidato fue derrotado por Leonel, sino Medina.
Para Leonel se presentan cuatro situaciones. La primera que tiene que decidir es si por algún mecanismo  Danilo Medina se decidiera a habilitarse para el proceso venidero qué hará: ceder el paso o competir. Creo que competirá y debe competir para sincerizar su espacio en el mercado electoral dominicano, cuyos resultados le servirán para el próximo paso: apoyar al vencedor en su organización política o enfrentar al candidato, al estilo de Álvaro Uribe en Colombia o Rafael Correa en Ecuador.  Y, aunque aprendí de mi madre que “el chivo que brinca se garrancha”, no se debe descartar esta posibilidad porque las elecciones del 2020 sellarán la vigencia o liquidación de uno de los dos grandes líderes del PLD porque la discusión no es solo por la Presidencia de la República, también se trata de decidir quién es el que reparte los sobresitos para la reestructuración del partido de Bosch. Ya hemos visto que quien administra el presupuesto nacional tiene ganancia de causa en los procesos internos del partido de gobierno.Otra decisión importante para Leonel es decidir si valorar el posicionamiento de Margarita, su esposa, y apoyar una aspiración suya a la Presidencia de la República y con ello podría  evitar un enfrentamiento duro entre su sector y el del presidente Medina, además de que la población la vería a ella como una oferta más fresca. Y, por último, como presidente del partido, ser un árbitro del proceso de selección del candidato de la organización que dirige. Esta última posición es la más remota de las cuatro porque es como pedirle a un gallero que no apueste a su gallo y nadie es totalmente imparcial. Desde mi óptica Leonel está conminado a presentarse como candidato para la contienda del 20 porque de no hacerlo se convertirá en un general sin tropa y perderá el espacio alcanzado en su carrera política por no haber servido de muro de contención contra  esa avalancha que amenaza con herir de gravedad la democracia dominicana. 
Margarita Cedeño tiene la dicha y la desdicha de ser la esposa de Leonel, y la ficha de ella se mueve de acuerdo al movimiento de la de su esposo. Ha brillado con luz propia, nadie le ha regalado nada, se ha posicionado por su gran labor, primero como dama y segundo como vice, lo que demuestra que es por ella y no por el rol, y si alguien tiene dudas que evalúe otras/os en la misma posición.
En fin, el PLD tiene en sus manos la victoria o la derrota.
El PRM es la otra opción de poder visible para el 2020. Es una estructura joven, pese a ello hoy se publicó un estudio en el que uno de los hallazgos es que la oposición dominicana esta desfasada.

Hipólito Mejía, Luis Abinader y David Collado parecen ser los competidores internos para las próximas elecciones. Mejía carga en sus hombros los estragos de su gobierno y un discurso fuera de tiempo. Abinader no tiene chispa y su  discurso no prende, así que no se sorprendan si el alcalde del Distrito Nacional le rebasa llegando a la curvita de Simón Alfonso Pemberton. 

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