domingo, 15 de septiembre de 2019

La paciencia, una herramienta para el éxito.

Leí en la novela El mundo, de Juan José Millás, que una garrapata puede estar cincuenta años en la  rama de un árbol esperando que pase un perro para dejarse caer. Y es sabido que Florentino Ariza esperó 51 años, 9 meses y 4 días en espera del amor de Fermina Daza, según nos cuenta García Márquez en El amor en los tiempos del cólera.
 En ambos casos la espera es de más de medio siglo, el 68% de la esperanza de vida de un dominicano. Esto significa que el dato de los años de espera no vale como valor absoluto, sino que son dos ejemplos claros de una extraordinaria paciencia.
La paciencia es una virtud, y no hablo de sumisión o conformidad, hablo de apelar a ella para ir dando pasos certeros y progresivos en el sendero hasta llegar a la meta, al ritmo que marque el trayecto. Y de eso se mucho: yo recorría 14 kilómetros a pie desde Hato Viejo hasta el liceo Gastón Fernando Deligne en la ciudad de Comendador; como mis pasos son de  trazos cortos yo salía dos y media horas antes para llegar a tiempo y si venía en el burro el tiempo se reducía a solo dos horas. Pensé que mis viajes desde mi campo serían por seis años, desde el séptimo hasta el cuarto del bachillerato, y que dormiría en una hamaca con un tío esos seis años. Pero no fue así, a finales del 1981 ya tenía una casita donde quedarme de forma permanente, ahora el reto era como sustentarme durante los cinco días de clases en la semana. Hubo una combinación de fuentes de sustento, trabajé como jornalero agrícola, obrero de construcción, venta de carbón y algún día sobreviví gracias a la caridad del vecino, que siempre he tenido gente buena cerca de mi. Abandonar la escuela nunca fue una opción para mi, el año escolar más crítico que tuve fue el del 1983-84, cursando el 3ero. del bachillerato un quiste sangrante redujo mi actividad productiva a cero, hasta que el Dr. Luis Lara se arriesgó a extirparlo, con éxito en la segunda cirugía. Reprobé Química, Biología y Educación Física en los exámenes generales, en completivo pasé dos y llevé al año la Biología. Casi repruebo el año escolar, pero no lo abandoné.
Paro ahí mis vivencias porque este escrito no se trata de mi, solo es otro ejemplo de paciencia.
Como cada escrito es el reflejo de la sociedad y de la experiencia de quien lo escribe, no puedo obviar hablar de la paciencia política en medio de una campaña electoral. Cada proceso viene revestido de particularidades  que lo van caracterizando, y este se torna de  los mas complejos que he visto.
Desde mi perspectiva siento una degradación de la calidad de la democracia por el desequilibrio evidente entre los actores del proceso y la manipulación del derecho a ser elegido por parte de los cabezas de corrientes. No soy neutral, apoyo a un candidato por su perfil y su propuesta de nación, si, porque para unas elecciones me visitó un amigo que es parte del equipo técnico nacional de un partido para pedirme apoyo y le pedí que me mostrara su programa de gobierno y me respondió que ellos son un partido pequeño, que estaban comenzando, que no tenían un plan todavía. Quien me conoce sabe que alguien así no tendrá mi apoyo nunca.
Paciencia, y agotar los plazos aportando a las causas particulares de cada uno, aprendí a cruzar el río, he nadado y nado contra la corriente en función de mis convicciones,  y lo hago con la certeza de que todos los plazos se agotan, incluido el tiempo en el poder.