miércoles, 25 de diciembre de 2019

De más a menos y de menos a más

El martes terminan 16 años de éxitos colectivos del PLD liderados por Leonel y Danilo, en cuyo periodo ganaron seis elecciones con resultados récord en dos de ellas: en las intermedias del 2010 el PLD saco 31 senadores, 198 diputados y 96 alcaldes y en las generales del 2016 el presidente Medina obtuvo su reelección con un 62 %  de los votos.
Durante el periodo 2004 al 2019 hubo momentos que el PLD rondó los 60 puntos de preferencia como institución en el electorado nacional. Naturalmente, eran tiempos en los que había sentido de cuerpo y las decisiones se tomaban por consenso, pese a que siempre el sector del presidente de turno tiene dominio absoluto de los organismos del partido por la simple razón de que es quien firma los cheques. Previendo eso y el conflicto de intereses que genera Bosch planteó que los miembros del Comité Político no debían ser empleados del Ejecutivo en un gobierno del PLD. Eso se modificó y con razón, porque para qué participo si no podre acceder a un puesto en el Estado para "servir" desde la posición que me toque. Las comillas en "servir" son mías y  estoy aprendiendo  a usarlas en el teclado de este equipo.
 El año 2015 marcó el inicio de lo que sería el PLD en estos momentos con sus dos líderes, hasta el momento, uno jubilado y el otro disminuido por la ausencia de un pacto de caballeros para la   cohabitación en la diversidad. Y no haré juicio de valor en favor ni en contra de ninguno.
Con tristeza me reí ayer de una publicación en donde se celebra que el PLD está en primer lugar en una encuesta con un 39% cuando hace apenas 3 meses rondaba el 56%. El 2020  nos encontrará con dos líderes dirigiendo a dos partidos convertidos en dos niños: uno desnutrido y con anemia y el otro gateando, agarrándose de todo para ver si no se cae. Mientras ellos se auto destruyen las masas que los hemos seguido nos consumimos en la incertidumbre porque a unos nos cancelarán si apoyamos al otro y a los que queden los cancelarán los que vengan con el hambre de quien no ve a linda en 16 años.
 Hay una esperanza, si, aunque usted no lo crea: la causa del mal puede convertirse en la razón del bien. Un delfín y una margarita pueden servir para el fin, porque ganar ganar es la idea, de lo contrario perder perder será el pronóstico confirmado. Que la contendiente sea la flor y el delfín siga siendo el pez que la ola arrastra y más de un cristiano volverá al redil, vestido de clérigo o disfrazado hasta que se agoten los plazos fatales y allá, en la última jornada, se producirá el reencuentro, y ahí, a lo Romeo y Julieta, chupará del veneno de su boca, el león rendido en los brazos de la reina.
Asi se habrá consumado el milagro y Leonel y Danilo le habrán devuelto el favor y el derecho arrebatado  o coartado a la dama.