domingo, 21 de octubre de 2018

Código de vida


Ayer tardé diez horas para llegar a mi casa por las particularidades del transporte en el país, pero como me he acostumbrado a ver el aspecto positivo de la suma de los días como llama Isabel Allende uno de sus últimos títulos publicados fue una gran experiencia.
A bordo conmigo viajaba un joven de esos que viven con una condición especial y de inmediato hicimos empatía. Me contó que en ocasiones su vivienda ha sido el lugar donde le coge la noche, hoy día tiene un techo junto a otros familiares a los que le busca el sustento con su “empleo”.
Mito se levanta todos los días a las seis de la mañana y sale a “trabajar” con las herramientas que posee: los pies, las manos, la vista, la boca, la fe en Dios, porque es un fiel creyente de que todo lo bueno que le pasa es voluntad del Señor y los códigos de la vida que recibe y aprende. El dice que su madre no sabe cuál es su empleo, pero le alegra la vida el día que le va bien. Una jornada laboral suya le puede aportar desde 300 pesos hasta 3000 mil pesos; cuando el día esta lento apela a esos códigos de la vida que ha aprendido en su trabajo, valiéndose de su condición especial, los más crueles lo insultan o se burlan de él y los más generosos le dan hasta mil pesos.Su gran esperanza es conseguir una pareja para que le dé “un cachorrito” pero en esas condiciones Mito no lo tendrá porque no quiere que un hijo suyo corra la misma suerte que él. 
Un día vivió el riesgo que todos tenemos al caminar por las calles de las ciudades grandes: había conseguido trescientos pesos y fue atracado por los ladrones porque estos no quieren “trabajar como yo, porque Dios me da la oportunidad de conseguir lo mío sin hacerle daño a nadie”, me sé como tres códigos y cuando los utilizo me va mejor.
El privilegio de tener un empleo que le garantice estabilidad y satisfacción de necesidades básicas es una oportunidad que cada trabajador debe cuidar y sobre todo en sociedades con tantas personas desprotegidas y con escaso acceso a servicios básicos como la familia de Mito. 
A cada uno la vida le da códigos para su mejor uso, no importa su condición o situación, siempre habrá un código para vivir.

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