viernes, 26 de agosto de 2011

Fuera de Tiempo

El tiempo es un elemento a tomar en cuenta en cada hecho porque gravita en el enfoque, en los resultados y la efectividad de una acción determinada. Cada minuto, cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año, en fin, cada época trae consigo sus propias características. A manera de ilustración se puede hablar de la diferencia entre la Edad Media y la época renacentista. La Edad Media se caracterizó por un teocentrismo que motivaba todo el accionar de la humanidad. Dios era el centro de todas las luchas que se libraban. En la literatura los personajes eran héroes  guerreros o líderes religiosos. Era una estructura piramidal en la que arriba estaban la nobleza y la Iglesia y abajo, muy abajo, el pueblo, que, por cierto, sigue en el mismo lugar hoy día  a más de 500 años. En la época renacentista, en contraposición con la anterior, surge un antropocentrismo en el que se propone al hombre como el eje del universo y dueño de su propio destino. El eslogan de campaña es “Dum vivimos, vivamus” (mientras vivimos, vivamos). Es decir que todo lo que se haga sea para darle goce y sentido a la vida humana.
Hago ese ejercicio inicial sobre las diferencias de dos épocas de la historia de la humanidad para analizar el panorama político dominicano actual. Hoy en pleno siglo XXI los partidos del sistema político dominicano tiene los mismos discursos e instrumentan sus campañas de la misma forma que la hacían hace 50 años, con la diferencia de que han tenido que incorporar  a esta los aspectos y expresiones negativas de una sociedad moderna y globalizada. Los espacios, los recursos, el tiempo y las energías que se han dedicado a temas como la delincuencia, la criminalidad, la inseguridad, el narcotráfico y la corrupción administrativa en los discursos políticos, son suficientes como para que el pueblo dominicano tenga debatido, definido, plasmado y pactado un plan de desarrollo nacional que dé respuesta a todas las inquietudes de la ciudadanía. Esto quiere decir que el sistema político nacional ha hecho un uso mayor de los aspectos negativos de la época que de las ventajas que esta les ofrece. No he oído a ningún candidato decir que le donará una laptop a cada bachiller que se matricule en una universidad. No he escuchado a ningún candidato decir que financiará la educación de los empleados públicos de alto rendimiento. No he escuchado a ningún candidato decir que va a instituir el año sabático. No he escuchado a ningún candidato decir que dedicará recursos para financiar la educación en el extranjero  de aquellos niños de alto rendimiento y que tienen destrezas para estudiar carreras científicas poco desarrolladas en la República Dominicana. No he escuchado a ningún candidato decir que dedicará un tiempo importante para interactuar con los ciudadanos  y con todos los actores de la sociedad durante su ejercicio gubernamental, para hacer la democracia más funcional y escuchar de viva voz las aspiraciones de la población. Sería interesante que cada provincia  tenga la oportunidad de exponerle al Presidente su situación particular, para que este tenga, además de la opinión de sus funcionarios, lo que piensan los ciudadanos de sus ejecutorias. Sería interesante que cada candidato trabajara los elementos de su programa en cada provincia para incorporar en este las particularidades de cada territorio y así evitar el abordaje actual que hacen los partidos que estructuran un plan de manera general, basados fundamentalmente en obras de infraestructura física y asistencia social. El tema del desarrollo humano sostenible es escaso y se limita a la discusión sobre la inversión en la educación pública. Muchos ni siquiera tienen un plan escrito.
Los debates de los candidatos son un tema tabú en la RD. Todos los evaden para ocultar sus debilidades ante la población electoral, sin detenerse a pensar que los electores de todas formas las conocen. Recientemente vi el debate que se dio en el Perú entre la candidata Fujimori y el hoy presidente Ollanta Humala. Ayer hubo uno similar en Guatemala. Es decir que tenemos referentes a América Latina.
Ustedes verán muchos insultos, acusaciones, caravanas, marchas, mítines. Yo quisiera ver cinco discursos. El primer discurso sería con la educación como eje temático, en el que expliquen la situación y los énfasis que se harán en cada nivel. No frases sueltas. No eslogan. El segundo tema que quiero que aborden es el de la salud. ¿Cuál es el modelo que tomaremos como referencia para que las acciones de salud respondan a las expectativas de cada ciudadano? ¿Será el cubano que revoluciono la atención primaria o el costarricense o el chileno o el español, o una mezcla de todos incluido el nuestro… cuál? El tercer discurso que espero es el que tiene que ver con la institucionalidad, con todas las implicaciones políticas que encierra el tema. El cuarto discurso se refiere  a los temas críticos de nuestra sociedad y del Estado: Pobreza, energía eléctrica, crimen, delincuencia, corrupción, narcotráfico. El último discurso que agradaría a mis oídos es el que trata sobre la gestión  económica. Quiero saber si continuaremos financiando el déficit y la deuda con más deuda, si por el contrario se explorarán brechas, oportunidades, potencialidades de nuevos mercados y nuevas formas de producir, a fin de que nuestra economía sea sostenible en el tiempo y no sea solo el traspaso de las dificultades de una administración a otra. En mi campo, Hato Viejo, dicen que quien debe o paga o ruega.
Les aseguro que cuando decidí escribir esto estaba seguro de que podría resultar fuera de tiempo. Ustedes se imaginan a un candidato dominicano con una plataforma comunicacional en la que le pueda enviar de vez en cuando, en épocas especiales, un mensaje de aliento y esperanza  a los ciudadanos a través de los medios electrónicos. A Danilo, por ejemplo, enviando un mensaje a propósito de un evento adverso de la naturaleza con, más o menos, este texto: “En este momento en que el fenómeno equis pone en riesgo la vida suya y la de su familia espero que usted y las autoridades tomen todas las medidas pertinentes para salvaguardar la integridad suya y la de su familia”. Un abrazo, Danilo Medina. De seguro que impactaría más que todas las marchas, mítines y caravanas. Es verdad: estoy fuera de tiempo.

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