Ya tengo asegurado el pasaje a Cuba, es una de las lindas
promesas que he recibido este año. Me la hicieron a lo Lucrecia y Pluto, con
algunas diferencias: en este caso invita Lucrecia y no tengo descrito el
itinerario, el encuentro no será en el aeropuerto, sino en el hotel en La
Habana y ella no me conoce, yo seré un paisano gentil que los ayudara con el
equipaje por "algún apoyo".
Previo al viaje tengo que buscar toda la literatura de los
atractivos de la ciudad, porque aunque es mi primer viaje a Cuba "hace
mucho tiempo que conocí esos lugares, los que han tenido un cambio radical
desde la última vez que los visite". En realidad me he quedado en Cuba
porque la cosa se me ha puesto dura y no tengo asegurado mi regreso a Santo
Domingo, por eso ahora vivo de la generosidad de los buenos dominicanos que
"vienen de allá".
De seguro que tendré algún apoyo, juego domino, soy un campeón regional, eso hará fácil "armar" un frente de dominicanos
contra cubanos, ahí ganare por partida doble: juego y tengo a Lucrecia como
seguidora. Por supuesto que no pienso ahorrarme lo de la comida porque no me
gusta que me den comida, el cuba libre o el mojito lo tomare bajo de alcohol
para que no me canten bingo o me digan: preso por la guardia de Mon. Con un
poco de suerte el vaso del frente será reforzado con el alcohol que no
consumiré, para que tenga emociones más fuertes cada vez que dominemos.
Tendrá que haber una oportunidad para visitar la casa de
Hemingway, en la que escribió su célebre obra “El viejo y el mar”. Esa es la
oportunidad de Lucrecia, un diamante en una funda negra. Tendrá la oportunidad
de liberar energía y externar toda esa sabiduría acumulada, obviamente no se de
letras, será el trabajo de ella hablarnos de la obra del gran cuentista
norteamericano. Por la noche ella estará dispuesta a bailar una salsa de Marc
Anthony y le pedirá a su “apoyo” que los acompañe para que, entre discos y discos,
le dé una vueltecita.
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