viernes, 14 de febrero de 2014

De dónde viene

     Un amigo al que quiero mucho me preguntó hoy que de dónde me sale ese leonelismo enfermizo, según él. He aquí mi repuesta. 
   En el 1993 el PLD presentó a varios candidatos para seleccionar el compañero de Bosch para las elecciones que se celebrarían en el 1994, de historia harto conocida. Una amiga reformista, Belkis Castillo, ida a destiempo, me habló de "ese joven" que fue compañero de estudios de su hermana y que es una estrella. Cuando me dijo el nombre le respondí  que solo conocía de él sus artículos sobre el Neoliberalismo que publicaba en Vanguardia. A partir de ahí comencé a darle más seguimiento hasta que se me informó que visitaría a Comendador. Pero resulta que el día pautado para venir coincidió con una visita que teníamos una voluntaria del Cuerpo de Paz y yo a La Lomita para supervisar el proyecto de construcción de letrinas que ejecutábamos en esa comunidad, en coordinación con la OPS y la Parroquia Santa Teresa, de la que yo era empleado como Coordinador de Proyectos Sociales. Gracias a Dios logré retardar la visita hasta la llegada de Leonel, que en ese momento fue puntual. De inmediato se dio una conexión mágica, no conmigo, sino con la voluntaria, e iniciaron un diálogo en inglés y terminamos haciéndonos fotos. En la convención interna voté por él. Lejos estaba yo que dos años más tarde él sería de nuevo pre candidato, ahora a la presidencia, y era natural que yo lo apoyara. Una vez más se impuso en la elección.
      En los días sucesivos a la elección como candidato a la presidencia por el PLD para las elecciones del 1996, fui a Santo Domingo a visitar a mi novia de siempre. En su casa me encontré con un directorio telefónico y de inmediato busqué su número residencial que, como era de suponerse, todavía no tenía restricciones. Efectivamente el número estaba a su nombre y lo marqué desde la casa de mi novia. Luego de timbrar unas tres veces lo contestó una señora, que supongo era doña Yolanda Reyna, su madre, la que al decirle que este servidor estaba llamando al recién elegido candidato presidencial para felicitarlo, muy gentilmente me dijo: " él está aquí, déjeme pasárselo para que se lo diga a él", y en efecto, Leonel respondió mi llamada y escuchó de viva voz mi felicitación, en estos términos: "como usted sabe trabajo en la Iglesia y no he sido un político activo, pero por usted me subiré en postes de luz a pegar afiches", a lo que él respondió:" muchas gracias, para lante -fue la primera vez que escuché esa frase- y nos despedimos.
      Pasaron las selecciones del 1996 en las que Leonel fue electo presidente. Ni él se recordó de mí ni yo intenté buscarlo. Aquí se dio lo de siempre: si no eres servir de un sector nadie te toma en cuenta. Yo seguí en mi empleo en la Iglesia Católica, la que me pagó un Diplomado sobre Elaboración de Proyectos en la UCSD. Un día, al salir de la universidad en el 1997, me encontré con un soldado conocido, quien me dijo: "ahí está su líder". Era una oportunidad que yo no podía desaprovechar, le agradecí y de inmediato supuse que estaba  en la librería. Cuando entré me puse en la fila para saludarlo  porque, eso sí, siempre ha aglutinado mucha gente. Cuando me tocó el turno lo saludé y cuando me fui a presentar él me interrumpió diciendo: " no se presente que yo sé quién es usted". A seguidas me preguntó:"¿ Y su amiga?", refiriéndose a la Voluntaria del Cuerpo de Paz que conoció en la visita  que hizo a Comendador en el 1993, cuando era pre candidato a la Vice con Juan Bosch para las elecciones del año siguiente. En ese momento me dio la dirección y el teléfono de su oficina profesional y le pregunté que en qué tiempo leía todos esos libros que compró, a lo que él me respondió:" Leo cada noche hasta la madrugada, así que supongo que en tres meses". La seguridad me indicó que "ya estaba bueno" porque otros querían saludarle y abandoné el lugar.
   Después de eso nos encontramos en varios eventos sin que yo advirtiera que él se recordaba de mí, hasta que visitó a mi comunidad natal, Hato Viejo, en el 2002, a raíz de su elección como Presidente del PLD. Al encontrarme en Hato Viejo me preguntó: ¿Y usted qué hace aquí?  A lo que respondí diciendo: Yo soy de aquí. 
       Mi niña, Adilni, de 15 años ahora y que en la oportunidad tenía 4 años, se sorprendió y me dijo: " ¡Ah, papi, pero él te conoce!", a lo que respondí : parece que todavía se acuerda de mí. Cargó mi hija, se hizo fotos con ella, la fotógrafo fue Alejandrina, y elogió la inteligencia de la niña, a la que le preguntó su edad. Ella quedó tan impresionada que me hizo llevarla de nuevo al Restaurante donde almorzaba el que dos años más tarde sería Presidente de nuevo. Tan impresionada quedó que hoy día me dice que lo único que le duele es que ella no podrá votar por él en el 2016 porque cumplirá la mayoría de edad en junio y no habrá segunda vuelta.
     Una vez más en el nuevo gobierno suyo que inició en el 2004, como en el primero, tuve dificultad para obtener un empleo. Tenía un trabajo privado al que renuncié para ocupar una plaza que se presentó en el 2005.
       He estado con él desde sus inicios, hace ya 20 años. Valoro su carisma, sus dotes intelectuales, sus aportes a la democracia y al desarrollo del país. Él me ha tenido, me tiene y me tendrá.


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