En la presentación anterior, en
esencia, abordé aspectos fundamentales para el relanzamiento de la educación en
la República Dominicana. En el nivel pre universitario planteé la revisión del
perfil profesional del docente, el currículo, el enfoque y las prácticas pedagógicas,
la capacidad instalada, con énfasis en la tecnología educativa y la cobertura
de Internet. La educación técnica y superior tendrá que reorientar la oferta académica
para formar los profesionales en función del mercado laboral para dar respuesta
a las necesidades de recursos humanos que brinden mano de obra calificada al
Estado y al sector privado, tomando en cuenta las demandas y características de
cada región y territorio.
Hoy daré unas pinceladas sobre la
democracia dominicana, sus instituciones y economía en el contexto actual. Escuché
en esta semana al expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero,
decir que la mejor democracia es aquella que da respuesta a las demandas de los
grupos en desventaja o en minoría, y tiene lógica porque es el único mecanismo
que hay para “aplanar o nivelar” las clases sociales.
En definitiva, la aplicación del
concepto de democracia es muy ambiguo y en muchos casos se reduce a la emisión de
un voto y a cierta libertad de expresión y de participación popular. Y si usted
no me cree pregúntele a Gedeón Santos qué le pasó por publicar su oposición a
un tercer mandato consecutivo. Nótese que digo poder votar porque no significa,
necesariamente, expresión de la voluntad del ciudadano por los mecanismos que
se emplean para condicionar o manipular ese derecho que se expresa en las
urnas. El debilitamiento de la democracia no es un fenómeno puramente
dominicano, hay muestras de ello en todo el mundo, el premio Nobel de
literatura José Saramago, en su “Ensayo sobre la lucidez”, describe de manera
magistral como el 17% de los electores que sufragaron en favor de un candidato
quiere invalidar o alterar el resultado de un proceso en el que el 83% con su
voto en blanco ganó las elecciones, resultando electo “Ninguno”. De hecho, en
un proceso que dirigí en Sabana Larga, Nulo le ganó a un precandidato 66 a 20
votos.
La democracia dominicana debe
fortalecer y plantear sin ambigüedad los mecanismos de participación popular,
el marco legal y su aplicación porque el cumplimiento de una ley no puede estar
sujeto a la voluntad de un individuo o de una administración.
Otro gran tema son los roles
institucionales. Aquí usted se encuentra con ministerios que realizan
actividades propias de otras instituciones públicas cuando se trata de manejo
de recursos, pero evaden su responsabilidad cuando se trata de una intervención
coordinada entre dos a mas instituciones porque la naturaleza del tema o
actividad las vincula. Un caso muy común es la solución de una queja por contaminación
o crianza y circulación de animales en las ciudades, actividades que de alguna
manera involucran a las autoridades de las alcaldías, medio ambiente y salud pública.
El alcalde de Comedero Abajo sabe que él tiene una responsabilidad directa con
la salud y la seguridad de los munícipes, pero no quiere sacar los cerdos o
chivos del barrio Berenjenal porque son de Chumbé y se echa en contra a esa
familia, y entonces dice que eso es de salud pública y manda a los quejosos para la Dirección
Provincial de Salud. En los barrios marginales las familias construyen casas
alrededor de ríos y cañadas y conectan el drenaje de sus viviendas a estos para
la eliminación de las heces fecales y las aguas servidas, sin tomar en cuenta
el mínimo respeto por las reglamentaciones que establece el marco jurídico nacional
sobre urbanismo, el medio ambiente y la salud, pero cuando hay un brote
de enfermedades vectoriales e hídricas solo se altera el presupuesto y el ritmo
de trabajo de los recursos humanos del sector salud. ¿Dónde estaban la alcaldía
y medio ambiente cuando Chumbé hizo esa casita con un tubo colgando para
descargar mierda y agua servida en la cañada de Polo?
En resumen, hay que fortalecer la
democracia porque hay eventos internos y externos que pudieran tener un efecto
virus para esta peor que lo que ha hecho la covid-19 con el mundo. Nicaragua,
Venezuela, Haití tienen grandes retos en ese sentido. Y nosotros estuvimos a
punto de estar en esa lista.
La economía es un tema complejo en el contexto
global porque las brechas entre los pobres y los ricos ha aumentado producto de
la covid-19. Hoy se calcula que el 34% de la población de América Latina vive
en situación de pobreza. Eso representa unos 210 millones de latinoamericanos,
de los que unos 3.5 millones son dominicanos, y ni hablar de la provincia Elías
Piña, la que solo en el segmento poblacional de 15-24 años tiene unos 2,300 jóvenes
que ni estudian ni trabajan, los que son candidatos directos para sumarse a la población
que alimenta la delincuencia, con un agravante: la frontera con Haití. La condición de provincia fronteriza es
ventaja y desventaja a la vez, en el sentido de que la comunicación terrestre
facilita el intercambio comercial con Haití, sin embargo, propicia el tráfico y
consumo de drogas como en todas las fronteras del mundo, y los conflictos que eso
y los procesos migratorios generan. 200 mil familias en Colombia viven del
cultivo de la coca en la frontera con Panamá, Venezuela, y Ecuador. Es seguro
que la situación de la frontera dominicana no es distinta, en ella funcionan
las mismas estructuras que hay en el mundo fronterizo, con conflictos
migratorios, trabas no arancelarias, robo, contrabando y éxodo masivo de los
habitantes de la franja fronteriza a las grandes ciudades; a su vez esa población
es reemplazada por inmigrantes ilegales que afectan de forma negativa los
indicadores de desarrollo de esos territorios. Celso Lafer dice que “las
fronteras deben ser espacios de cooperación y aprovechamiento de oportunidades”.
Al panorama descrito en los párrafos
precedentes hay que sumarle las “pifias” en la administración pública. Por eso
el profesor Pablo Sanguinetti plantea que los países “no pueden pedirle plata
al mundo sin cumplir con sus deberes”, una clara alusión a la corrupción y a la
inversión de dinero público en proyectos personales sin sentido de prioridad. Eficiencia
y calidad de la inversión es la palabra.
El llamado es a la integración y a fortalecer los bloques regionales para que estos sirvan de plataforma para
construir una estructura única que integre a toda AL. Esa organización podría servir
de escenario para decidir temas relacionados con el comercio, conflictos por
espacios y territorios, medio ambiente, migración, cooperación técnica y económica,
solidaridad, y, por supuesto, democracia. Hoy que se habla mucho de economía
circular e intercambio de tecnología, experiencias, recursos humanos…, un
bloque regional fuerte le permitirá a cada país explotar sus potencialidades y vender su gran activo
a sus socios con carencias en esa materia o especie y adquirir, en condición de
trueque o compra, los bienes y productos que su sociedad demande.
En materia económica Elías Piña
necesita inversión en infraestructura productiva y comunicacional, fortalecer
la cohesión territorial y el vínculo entre sus municipios. Agua para el consumo
humano y para la producción agrícola y pecuaria, carreteras y caminos
vecinales, financiamiento oportuno, equipos y mercado son los grandes ejes para el
desarrollo de la economía provincial.
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